A raíz del escrito anterior me he acordado de Manolo. Hace poco más de dos años que lo vi por última vez y aún recuerdo un par de historias que nos contó cuando éramos vecinos, allá en Guadalajara. Aquí una de ellas:
Por cuestiones relacionadas con su trabajo en el campo, viajaba por carretera con frecuencia. En una ocasión, nos contaba, tuvo que detenerse debido a que había ocurrido un accidente automovilístico. Por las características del impacto, difícilmente alguien podría sobrevivir. Fue asi que, inspeccionando el escenario, se acercó a un hombre que yacía sobre el asfalto. Viendo el estado en el que se encontraba el individuo, Manolo adoptó una actitud serena, mientras trataba de reconfortarlo. —No te preocupes, amigo, vas a estar bien. Yo soy médico—, se le ocurrió decir. ¿Qué más podía hacer?, se cuestionó con franqueza, mientras nos contaba aquello. Finalmente, recuerdo que Manolo hizo alusión a la tranquilidad que el hombre sintió al saberse cuidado.
Y así, sin más, en paz, con un hombre de campo cerca, aquel desconocido habría de pasar a mejor vida.
0 comentarios