El espectro de Martín

En noviembre pasado, un conocido publicó un video tributo para Martín. De acuerdo al texto, el shoeshine, como se le conoce en el centro, había fallecido hacia apenas unos días. La noticia me tomó por sorpresa. El tipo era un personaje conocido y apreciado por la comunidad de extranjeros en esta zona del Centro Histórico.

Se especulaba si había sido covid, pero no había certeza. El del puesto de mariscos me lo confirmó, cuando le pregunté si había escuchado la noticia: definitivamente era verdad, tristemente.

Un par de días después atravesaba la Plazuela Machado cuando me topé con una bicicleta amarilla, idéntica a la del shoeshine. Se me erizó la piel. Unos pasos más adelante, de pie, observando a la multitud en la plazuela, se encontraba el espectro de Martín. Por demás sorprendido, le dirigí un saludo y me respondió. No le quise explicar la razón de mi sorpresa; “pensé que estabas muerto” no era una frase que me resultara prudente como explicación.

Apenas llegué al departamento, le mandé mensaje de inmediato a la persona que había difundido la noticia en días pasados, diciéndole que, a no ser que acabara de hablar con un fantasma, el shoeshine estaba vivo y gozando de buena salud. Me dio acuso de recibo. Nada más.

Finalmente, no hubo una disculpa o al menos una publicación con el desmentido. Yo me di a la tarea de informar a los amigos extranjeros a los que les había comunicado la triste «noticia».

Y, bueno, qué se puede decir, así son las cosas por acá en esta orilla del mar. No es la primera vez que sucede algo de estas características y, seguramente, no será la última.