La bitácora del Tio Joe

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May 23, 2008

Flashback (3)

por | May 23, 2008

Tenía 15 años y ansiaba tener mi primera experiencia sexual. Un pariente de mi padre se ofreció a ayudarme en la nada fácil encomienda. Como buen cirujano soltero, amante de la fiesta y el trago, este carismático personaje de mi ciudad natal conocía con detalle algunos secretos entre el gremio. Había una enfermera, me dijo, rubia, de buen cuerpo, con la que había platicado y a la cual había convencido de mostrarme los secretos de Afrodita. Me platicó algunos detalles sobre los gustos de ella que sólo sirvieron para alimentar más mi imaginación y, por supuesto, los nervios.

—Vamos para que se conozcan, ya se pondrán de acuerdo—, me dijo.

Y así, una noche, me llevó hasta la puerta de su casa. En el porche no había ninguna luz encendida; la deficiente iluminación provenía de la calle; no era lo suficiente como para percibir detalles; ¿el color de sus ojos? nunca lo supe. Era blanca, rubia —o al menos eso parecía—, imposible distinguir si usaba algún tinte. Lo del cuerpazo… eso era discutible. Mis estereotipos estaban totalmente distorsionados por Playboy. La perfección de mis fantasías se vio confrontada por una realidad distinta, vestida de uniforme blanco, si, pero con algunos inesperados kilos de más.

Con la habilidad de un experimentado hombre de mundo, el pariente hizo que todo pareciera tan normal, y así nos presentamos para, al cabo de un par de minutos, despedirnos. Creo que en aquella breve conversación abrí más los ojos que la boca. Nunca atravesamos el umbral de su casa. La mesa quedó puesta y la degustación pospuesta para siempre.

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